A lo largo del cuento ilustrado infantil “Las bellotas mágicas del bosque siempre verde”, no solo diversas especies de flora y fauna se unen para acompañar a la protagonista en su camino, sino que también componentes científicos y sociológicos en su conjunto dan vida a un relato que incentiva el cuidado de la naturaleza en lectores grandes y pequeños.
“Las bellotas mágicas del bosque siempre verde” es un libro infantil escrito por Felipe Espinosa e ilustrado por Catherine Thomann. A través de sus páginas, las y los lectores descubren la historia de María, una niña que se perdió en el bosque esclerófilo de Mantagua, y que sin darse cuenta esparció las semillas de un belloto sagrado. Mientras trataba de volver a la casa de su abuela, la pequeña conoció a los más fascinantes habitantes del bosque y juntos se embarcaron en una aventura mágica e inolvidable.
A diferencia de otros cuentos infantiles, “Las bellotas mágicas del bosque siempre verde” destaca por la particular capacidad de entretener al mismo tiempo que, de forma simple y concisa, transmite conocimientos científicos usualmente complejos.
Lo anterior, con el objetivo de darle la importancia que merece a un ecosistema que nos rodea, nos cobija y nos provee de múltiples -pero desconocidos- beneficios que sustentan nuestra vida: El bosque esclerófilo de la costa de la región de Valparaíso. Para ello, la prolija y creativa pluma de Felipe Espinosa, y las precisas y encantadoras ilustraciones de Catherine Thomann, fueron claves.
Pese a que la ciencia proporciona conocimientos cruciales para entender nuestro entorno y la forma en que las acciones humanas lo afectan, dicha información no logra llegar a todos los rangos etarios de la sociedad, producto del complejo lenguaje técnico que debe ser utilizado por las ciencias.
Algunas de las formas más efectivas de transmitir tales conocimientos a todo tipo público son la literatura y el arte. Elementos que si se apoyan en un base científica sólida y en elaboradas estrategias sociológicas, hacen de cualquier iniciativa una eficaz herramienta de educación ambiental, tal como sucede con “Las bellotas mágicas del bosque siempre verde”.
Propuesta que, debido a su carácter interdisciplinario, logra crear redes colaborativas con iniciativas de intereses similares, como GEF Humedales Costeros, proyecto financiado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) e implementado a través del Ministerio de Medio Ambiente.
Sobre el valor de la divulgación científica a través de cuentos infantiles, la bioquímica y coordinadora local de GEF Humedales Costeros en la región de Valparaíso, Cyntia Mizobe, destacó la importancia de la educación ambiental desde temprana edad, pues mediante ésta las y los niños descubren la codependencia entre ecosistemas y la necesidad de apuntar a su conservación. “No solamente es importante promover la protección de los ecosistemas costeros, que son los humedales y las desembocaduras de los ríos por ejemplo, sino que también, del bosque esclerófilo al que está fuertemente asociado”, indicó Mizobe.
Para cumplir dicho propósito, el texto se valió de estrategias sociológicas específicas, las que, según el sociólogo, doctor en Geografía y experto en memorias bioculturales, Gino Bailey, dicen relación con la utilización de lenguajes simples y cercanos, particularmente para y desde las niñeces.
“El lenguaje de la ciencia es un lenguaje adultocéntrico que por lo general es preciso, numérico, estadístico y porcentual. En cambio, cuando uno se está dirigiendo desde los niños hacia el resto de la sociedad, es un lenguaje que es inclusivo. Entonces se tiene que tender a simplificar esta complejidad”, señaló Bailey.
En ese sentido, el sociólogo relevó la importancia del uso del sentido común en la literatura infantil a la hora de alinearse con los objetivos de la ciencia, afirmando que “apelar a este es una especie de punto que va a conectar, a través del lenguaje y la metáfora, a niños, abuelos, tías, mamá y papá, con la valoración de nuestros ecosistemas”, explicó Bailey.
Además, Bailey añadió que la familiaridad es otra estrategia sumamente efectiva, “el familiarizarnos con nuestro entorno de naturaleza no humana que nos acompaña inclusive en las ciudades, hace que nos eduquemos e involucremos aún más con el propósito de historias que promueven el cuidado del medio ambiente”, afirmó.
Las estrategias mencionadas previamente, “no son de la ciencia adultocéntrica, son de las formas de difusión y comunicación que tiene el lenguaje y la literatura fantástica. Yo creo que lo fantástico tiene un tema con las niñeces, que convoca e involucra mucho más que otro lenguaje”, comentó el doctor en Geografía.
De esta manera, tales estrategias fueron útiles para superar los desafíos que surgen a la hora de representar conceptos científicos complejos en un cuento ilustrado infantil, como el de “decodificar el conocimiento científico a una cuestión que no es en sí científica, pero que tiene el mismo objetivo de la ciencia, que es incidir indirectamente en la realidad”, concluyó Bailey.
En conclusión, “Las bellotas mágicas del bosque siempre verde” actúa como un valioso puente entre ciencia y literatura infantil, con un fuerte componente interdisciplinario que educa sobre temas ambientales de forma accesible y atractiva, cautivando la atención e interés tanto de pequeños como de grandes.
Por: Bruno Fattori Lara (Periodista, Universidad de Chile).
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